Ese día vigilaba como siempre los no muy tranquilos suburbios de Huechuraba… lleno de palmeras sin cocos (hasta yo creo que es malgastar plata, al parecer la alcaldesa quiere que este suburbio se parezca a la isla Kem). Por alguna razón que desconozco –ahora me arrepiento- puse especial atención a la conversación de un par de pequeñas idiotas, que venían mirándole el trasero a la persona que caminaba delante suyo.
-¿Te has fijado? – Dijo una, señalando hacia delante – Todos los gays tienen el trasero redondo y parado, já.
-Síiii – le respondió su amiga – en cualquier momento le doy un agarrón, salgo corriendo y le echo la culpa al de al lado, gritando “¡Yo no fui, bilivsmi!” – agregó riéndose sola, su amiga la miró feo… ella era la persona de al lado.
-Pero… ¿Por qué tendrán el trasero así de bueno? – preguntó de nuevo, babeando un poco en el proceso.
-Es por su ejercicio natural, de tanto apretar y aflojar, apretar y aflojar… tratando de estimular a Pércibal – le contestó, con gran naturalidad. Después se quedó pensando - ¿Y si le doy un agarrón y salgo corriendo?
-Entonces te va a gritar “Cochina, a mi no me gustan las mujeres” – respondió imitando a un gay viejo – “Y Tressemé es sólo para profesionales” – agregó después.
-Después lo seguiríamos hasta su casa, entraría al baño, luego se despojaría de toda su ropa (incluyendo los colaless) de manera sexy para entrar a la ducha. Mientras se ducha, yo lo estaría observando con cara de mirona maliciosa. Cuando salga de la ducha totalmente desnudo, lo tomaría de sorpresa y le diría “tranquiliiito… aquí lo vamo a pasar bien washito” – agregó siguiendo la historia.
-Entonces se va a poner a gritar, llamando a su novio/amante, pero va a llegar tarde porque ya va a estar hecho. Y lo va a pillar en posición fetal en un rincón de su casa, todavía desnudo… y llorando porque lo hicieron hombre. Después de metérsela con pasión 50 veces seguidas para borrar las huellas de la heterosexualidad de su cuerpo, te va a perseguir hasta el fin del mundo para vengarse – dijo después la otra cosa/persona.
-Luego lo pensará mejor y se dará cuenta de que es mucho trabajo perseguirme hasta el fin del mundo, así que mejor lleva a su pareja abusada sexualmente por mí a la blondie para pasar las penas mariconeando de lo lindo durante toda la noche.
-Ahí se va a armar la fiesta gay del siglo y nosotras nos vamos a colar disfrazadas de hombre que quiere ser mujer, así les vamos a agarrar el culo a todos felizmente, aprovechando que la luz es baja. El problema es que al final se van a dar cuenta y van a querer buscar venganza…
-Y por las cosas raras e injustas de la vida, uno de ellos va a sentir olor a mujer agarra culos de gay disfrazada de hombre y se va a poner a gritar “¡fueron ellas!” y otro va a gritar con voz de gallina clueca “¡sáquenlas de aquí!”, y el gay violado reconocería mi cara y nos saldría persiguiendo con toda la manada de gays ofendidos.
-Correríamos con la cabellera al viento por varias cuadras hasta encontrarnos con nuestro amigo el pirulo, con hoyos en la cara tratando de inflar los cashetes. Lo usaríamos de escudo y los gays lo encontrarían bueno, así que comenzarían a violarlo repetidas veces ahí mismo en la calle.
-Y el pirulo quedaría tapado en lechita de gay activo excitado, llorando por haber sido despojado de su virilidad; pero en el momento menos esperado aparece entre la multitud un tipo vestido de negro que usa un antifaz, y que parece cualquier cosa, menos persona. Este tipo se saca el antifaz y resulta ser nada menos que Ricardo Montaner que exclama “¡dejen en paz a ese wachón indefenso, si quieren penetrar a alguien penétrenme a mí!”
-Y todos los gays se irían enojados diciendo “¡Puaj!”, Ricardo Montaner se enojaría y sacaría un látigo, comenzando a golpear a todas las yeguas. Eso nos daría tiempo de huir despavoridamente hacia la libertad. Pero algo significativo había pasado ese día… el pirulo juraría vengarse, por el orgullo de su pueblo.
-Y para poder vengarse de cada uno de esos sodomitas, decide participar en una competencia a muerte para convertirse en un cazador. Para eso tendrá que tomar un examen muy complicado, donde conocerá a 3 amigos inseparables, uno de ellos doctor. Así adoptará una cadena erótica para jugar con su doctorcito, que se la meterá hasta que se le pongan los ojos rojos.
-Y en el instante que sintió el mayor de sus orgasmos, se acordó de que se volvió cazador para vengar la virilidad que alguna vez tuvo. Así que con una rapidez impresionante sale de las cama de agua que había en ese sucio motel lleno de semen y se va en busca del líder gay, el cual resulta ser Limardo “el hombre buitre endemoniado”, el cual al ser encontrado en su guarida ubicada bajo el río Mapocho, entra en pánico y sale huyendo por los rincones como una rata.
-Luego se acuerda de que –como era un buitre- puede volar felizmente surcando los sucios cielos santiaguinos. Así… huyendo hacia el oeste encontrará a dos vaqueros que se juntaban para vivir su amor en la montaña Brokeback, con la excusa de “ir a pescar”…
Las cosas/personas siguieron conversando, pero yo sabiamente decidí no escuchar más. Así siguieron caminando entre las palmeras sin cocos, donde vieron aparecer a una mujer simio encaramada en un árbol, que de una simiesca manera atrapó una manzana que le arrojó un tal “Choro Chino”. Eso las distrajo de su conversación… y se les olvidó el tema. Pero yo desde ese día no he vivido de la misma forma, incluso dejé de creer en mí.
Es hora de que lo sepan, les revelaré mi verdadera identidad, soy yo: ¡Su gran señor Jebús! Gracias a estas pequeñas idiotas, soy ateo, no creo ni en mi propio padre, porque salió a comprar cigarros y no ha vuelto. Bueno chao, otro día seguiremos con mis vivencias, que no son mías, pero… es como si lo fueran ¡Porque yo vivo en cada uno de ustedes!
P.D.: Y dejen de ser tan vampiros, no beban en exceso mi sangre en caja, porque después yacen inconscientes, y cuando recuperan la consciencia pasan el bajón con mi cuerpo añejo, untado con la palta de la once de ayer. Que flagelo.
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Nota: La entrada que acaban de leer es una humorada... no piensen en matarnos por homofóbicas (¿Quién podría tomarnos en serio, de todas maneras?).
